lunes, 15 de diciembre de 2014

Hablándole a nadie

Esta mañana mientras iba en el metrocentro se me ha sentado una señora al lado. Al principio, la señora ha comenzado a decir que qué suerte había tenido al encontrar un asiento libre. Después ha estado unos segundo mirándome y sonriéndome. Así que como tampoco tenía nada mejor que hacer, le he sonreído. Entonces la señora, al ver que llevaba el móvil en la mano ha comenzado a hablar. "Tanta tecnología y tanto internet, para que después le den a una dos citas el mismo día a la misma hora, ¿Te lo puedes creer?. Las dos a las 12.24, qué poca vergüenza. Menos mal que lo he podido solucionar y he ido al primer especialista a las 8 y ahora voy al otro". La miro y asiento. Ella se calla, me mira y vuelve a lo suyo. "Al endocrino, al del estómago... y mira esto que tengo aquí, que le he dicho al dermatólogo que estoy ya vieja de por sí, como para que encima no me arregle esto (señalándose una cicatriz cerca de la boca), porque de verdad que no entiendo que esto tarde tanto en cicatrizar...". "Bueno, no se nota mucho", le digo y vuelvo a lo mío. La mujer, insiste: "¿Han dicho ya algo de la subida de sueldos? Esta España fatal. Esta mañana me monté en el autobús y estaba lleno de viejos y me han entrado ganas de llevarme a todos los viejos a andar. Porque ya estoy torpe, y eso que no soy tan mayor, que tengo 64 años, pero este verano en la playa no podía meterme en el agua porque me llevaban las olas. Y mi tía tiene cerca de 90 años y entra y sale estupendamente. También es que ella vive allí y yo lo que tengo que hacer es salir a andar porque así se refuerza el músculo".

Ya viendo que no me iba a dejar en paz hasta llegar a Plaza Nueva, he dejado el móvil y me he rendido a la conversación con la buena señora. "Bueno, tan torpe no estará", entonces ya cansada de ese tema, me mira y añade: "Oye nena, que día tan bueno hace, ¿eh?. Un calor...Pero es que esto es lo que pasa en Sevilla, que caen dos gotas y como hay tanta humedad, pues vuelve el calor. Yo que ayer estaba en mi casa 'arrecía', y hoy que me sobra la chaqueta y todo". Y antes de que me diera tiempo a contestar, un señor hablaba con otro sobre lo bueno que era su teléfono móvil, entonces mi amiga, no ha tenido más remedio que intervenir. "Pero ese teléfono tiene que ser caro". El hombre la mira y le dice: "Que va, esto ya lo regalan". Una mujer que estaba ya preparada para salir, se gira hacía los dos y dice: "Si, los regalan y hay millones haciendo cola". Entonces mi amiga la mirad y dice: "Si, colas de gilipollas, ¿no?". Y las dos se ríen.

La mujer se baja en Archivo de Indias y mi amiga, no contenta con estar callada vuelve a mí. "Es que se están riendo de nosotros, ¿lo sabes?. De Guindos, ese se está quedando con nuestro dinero. Bueno, ese y todos los demás, que solo hacen gastarse el dinero en putas. Pero bueno, eso ya lo decía mi abuelo, que la jodienda no tiene enmienda, y en putas que se lo estarán gastando, porque sino es que no lo entiendo. Ayer en el teletexto que vi lo de que se había acabado lo de las tarjetas esas, si es que a mí me dan igual las tarjetas, ¿sabes?, si yo lo que quiero es que dejen de gastarse mi dinero en putas". La miro ya sonriendo y ella me sonríe también. "¿Pero solo en putas?" le digo, y ella vuelve a lo suyo, "Todo todo todo en putas, lo que yo te diga. Lo de la jodienda de mi abuelo es la única verdad...Sin ir más lejos, él que era de Cádiz y que eran 24 hermanos...". "¿24 hermanos?" le pregunto. "Si si, 24, 12 de una madre y otros 12 de otra. Y eran pudientes, pero al final se lo gastaron todo en fiestas". "Hombre, teniendo 24 hijos tenían que ser pudientes", le digo extrañada. "Si, pero ya te digo, que se lo gastaron todo, porque no les gustaba trabajar, solo las fiestas". Entonces, antes de llegar a Plaza Nueva la mujer se levanta, me mira y me dice: "Bueno miarma, pues así hablando se me ha olvidado lo 'estresaíta' que estaba hoy. Feliz Navidad y a ver si en 2015 se van menos de putas y nos suben ya la pensión".

Así que mi conclusión de todo esto, además de que puedo estar más o menos de acuerdo en lo del dinero invertido en sitios de lucecitas, es que hay muchísima gente por ahí con muchísimas ganas de contar cosas sin tener a quién contárselas. Y eso me ha dado un poco de pena, aunque no fuera el caso de esta mujer, que la verdad es que no tenía pinta de andar muy sola por la vida, pero si es la realidad para muchas personas mayores y no tan mayores. Y no porque sea Navidad es más triste, porque no dejan de ser unos días más. En fin, yo encantada, porque si hay algo que me gusta más que hablar, que me gusta bastante, es escuchar y, si encima es a personas así que podrían arreglar el mundo en dos minutos, más todavía.

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