viernes, 22 de julio de 2011

Rutina

Cerrar la puerta y enfrentarse a un nuevo día. Dar un portazo sin sentir nada, como si la vida no se nos fuera poco a poco de las manos. Blanca salió sin mirar atrás, dejando, tras de sí, todo lo que en ese momento no tenía sentido para ella. Paso a paso, siguiendo sus propias huellas; se le antojó divertido pensar que llevaba años pasando por las mismas calles, los mismos edificios, las mismas tiendas y viendo a las mismas personas en esas tiendas. Personas a las que no conocía o no quería conocer posiblemente, pero que formaban parte de su vida casi más que miembros de su propia familia. Qué triste es verse reflejado en un espejo y casi no ser capaz uno de reconocerse....

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas veces he tenido esa sensación, de inmensa rutina.

Pero alguna vez fue peor , mirarse en el espejo de los demas, y pensar que no reconoces a la persona que muestran..... e intentas pensaren que momento dejaste de transmitir lo que eras, y dejaste que vieran lo que no eras.

Besos

Yolanda

http://quevuelvalapoesia.blogspot.com/