jueves, 16 de diciembre de 2010

Crítica a una misma

Ella siempre pensó que tenía el control, pasara lo que pasara, sería fiel a su manera de ver la vida, sería fiel a ella misma, porque renunciar a ese propósito, sin duda, podría llevarle a un sinfín de pesadillas...Ella creyó que podía hacer que su cabeza mandara por encima de su corazón, que su razón estaría siempre por encima de su emoción, y quizás, muy a su pesar, se engañaba día tras día al despertar, cada vez que se repetía una y otra vez que jamás cambiaría, que jamás renunciaría a su forma de ser.
Que se lo toma todo muy a pecho, que le da importancia a cosas que algunos ni siquiera ven, que busca problemas que no tienen nada que ver con ella como los alcohólicos buscan barras vacías en la madrugada..., que no sabe decir las cosas, perdiendo, en la mayoría de las ocasiones, la razón por no saber manejar las formas, que el mundo dejó hace tiempo de ser el lugar idílico que siempre había pensado que era...que encontrar a gente buena le parece más difícil que hablar chino, pero aún así no cesa en su empeño de hacerlo, busca y busca y no se cansa, convencida de que no todo puede ser tan malo, se convence de que es una mala racha, una racha de incomprensión y, es entonces, cuando vuelve a la realidad y ella misma se mira al espejo y se dice "¿Cuánto te va a costar ser normal?" y se sonríe, como una estúpida niña pequeña, consolándose pensando que tiene la razón....pensando que cambiar, en su idea de cambio, es renunciar a la esencia que la hace única.

1 comentario:

M. Iglesias dijo...

Dibujas un personaje de personalidad visceral que se sabe visceral pero que reconoce que "socialmente" le iría mejor siendo mas racional y aun así no logra contener su ánimo. Un heroe/heroina romantica con claras ideas de lo que piensa y le parece correcto a pesar de las dificultades.
La sociedad actual aunque no le guste precisa de personas así, de abogados del diablo, de Pepitos Grillo que sean un poco la voz de su conciencia aunque despues mire a otro lado y no les haga caso.
Al final le queda a uno/a la satisfacción de mantenerse en sus ideas, lo cual no es poco