domingo, 15 de abril de 2007

CARTA A MI PADRE


Carta a mi padre
Por MARÍA DEL ROBLEDO RAMÍREZ MEJÍAS
26-3-2007 10:23:16
«Cuando veas que no puedes seguir leyendo, Roble, respira hondo y cuenta diez, aprieta las manos con fuerza que la Virgen del Robledo te dará fuerzas para seguir...» Es lo que yo hago, cuando me emociono hablando de mi padre. ¡Ay papá! Para leer esto voy a necesitar no diez, sino veinte y treinta mil segundos, porque la emoción me invade cada vez que te veo en mi mente.
Hace años, para un trabajo en el colegio, me pidieron que escribiera sobre mi vida, empecé hablando de mis padres y mis dos hermanos, sí, mis dos hermanos, aunque uno sea de una madre diferente. ¿No tía Gloria? Y acababa diciendo que quería ser como tú. Ayer me acosté leyendo artículos y hoy me he levantado igual, yo no sé decir cosas como las que te han dicho, pero tú siempre me decías que escribía mejor que tú y te encantaba leerme y a mí me gustaba tanto ver la cara que ponías, mezclabas el orgullo con la felicidad, y la felicidad con la melancolía. Una melancolía que te hacía sonreír y se te achinaban los ojos y te salían unas arruguitas alrededor de la boca que me hacían comprender que eras el mejor, por lo menos para mí.
Siempre tuviste tu fe, cosa que yo siempre te replicaba, hablándote de las crueldades de la vida, pero he comprendido que sin dolor no hay conocimiento de la felicidad. Pero no es tristeza lo que siento. Ayer tenía miedo, sobre todo por mamá, pero llevo pidiéndote fuerzas toda la noche, a ti, a la abuela, a tu Leonardo bendito, y cómo no a nuestra Virgen del Robledo. Quiero fuerzas, para que esto sea un motivo más para ver la vida como tú la veías.
Por la noche le dije a mamá que al pensar en ti, sonriera, porque tú querías eso, y se lo diré todos los días, pero absolutamente todos los días, hasta que me sonría y me diga que eras el amor de su vida, que la palabra bueno no albergaba todo lo que tú hacías.....
Sé que cuidarás de nosotros y me sonreirás desde el cielo de estrellas cada vez que se me venga el mundo abajo... La vida es injusta, siempre se lleva a los más buenos, pero tú me enseñaste a comprenderlo, y comprenderé que te has ido «toreando» y saliste a hombros. Ya sabía yo que ese corazón tan grande acabaría siendo un antojo para ese cielo que tú soñabas. Voy a pediros un favor, algo que a él le gustaría, estoy segura, sonreír, aunque sea entre lágrimas, poneros en pie y aplaudir tan fuerte que le lleguen al cielo los aplausos...
Que ayer no sólo se fue un amigo, un compañero, un costalero, un periodista, un tío, un cuñado, un hermano, un padre, un marido; se fue algo más, algo que ni siquiera sabría cómo llamar, pero desde entonces mi corazón late con más fuerza, nuestros corazones, porque somos muchos los que te llevamos tan adentro que esbozarías una de esas sonrisas para sentirte orgulloso contigo mismo. Seremos fuertes, Juan, mamá, Rafa, Tía Gloria, todos seremos fuertes, tanto que te vamos a hacer ver que la vida es maravillosa si nos la muestran unos ojos como los tuyos. Y estate tranquilo porque haré todo lo posible para que esto no parezca un entierro, porque a ti te gustaban muy poquito los dramas.
Soy tan feliz al pensar que he tenido un padre como tú que no tengo ni que decirte lo mucho que te quiero. Y ya sé que «dichoso aquel que sabe dar sin recordar, y recibir sin olvidar», que seas feliz en tu Cielo, en tus sueños.